Sin duda hemos vivido el que podemos calificar como el ACTO más emocionante en la Historia de la Hermandad. Cuando conocimos de la existencia de esta iniciativa, enseguida buscamos la posibilidad de llevarla a cabo en Niebla, pero ni remotamente podíamos pensar en la trascendencia real de la situación, hasta el punto en el que no pienso que hubiese una sola persona que no se conmoviera como nunca lo hizo, sinceramente no hay palabras. Como alguien dijo, no se cómo expresarlo con palabras, pero sí se lo que provocó en mí.
Por supuesto, las intervenciones institucionales fueron menos institucionales que nunca, nuestro Hermano Mayor, el Hermano Mayor de la Hermandad del Nazareno de Bollullos y el Prioste de la Hermandad de Niebla fueron los encargados de introducir el acto y transmitir el mensaje que queríamos, pero el primer plato fuerte llegó cuando el Coordinador del Grupo de Trasplantes de Órganos de Huelva expuso una realidad y un punto de vista diferente. Pero lo de primer plato fuerte se quedó en mera anécdota (y que me perdone José Ignacio, el Coordinador de Trasplantes), cuando llegaron los testimonios. Desgarradores y llenos de dolor los puntos de vista de los familiares de los donantes, las familias describieron cómo eran sus hijos, nada más que decir aquí, eran dos chavales de dieciséis años, llenos de vida, que unos accidentes de tráfico les arrebataron las ilusiones y la vida. No menos estremecedores fueron los testimonios de los receptores, quienes expusieron las penurias pasadas mientras esperaban un riñón en estos casos, en la que faltaban en ocasiones hasta las ganas de vivir. Sin dudarlo testimonios llenos de vida el de los receptores y llenos de paz el de los donantes. Fueron cuatro familias de Niebla unidas por una misma realidad, y no es un error cuando digo que fueron cuatro familias iliplenses, porque aunque una de ellas, es de Bonares, tienen sin duda lazos con nuestra ciudad y por supuesto desde ayer y para siempre con nuestra Hermandad. Evidentemente, supieron también crear el clima adecuado componentes de la Banda Municipal de Niebla, volcados con esta causa y con nuestra Hermandad; Sebastián Cruz le puso la voz cofrade con una saeta, y nuestro amigo Juanma España condujo magistralmente el acto. Para finalizar el sacerdote D. Carlos encendió un cirio con el lema escogido para la ocasión: “LUZ DE VIDA” y que las familias participantes entregaron a la Hermandad para que María Santísima de los Dolores luzca el Miércoles Santo.
Dolor y muerte que generan vida. Qué paradoja, esto es lo que los cofrades celebramos y a lo que rendimos culto, el paso a la vida desde la muerte de Cristo, que se entrega en cuerpo y alma por nosotros. Repito que fueron momentos extremadamente emocionantes y que no solo ganó adeptos a la causa, sino que seguro ganó activistas que fomenten la necesidad de hacerse donantes.
Cada vez encuentro más acertada una frase que escribí hace seis años cuando un amigo nos dejó, “no se cómo una ausencia puede llenar tanto”, pues sí, estas son las cosas que hacen que la ausencia de los seres queridos llenen tanto, por cierto este amigo también dio vida, porque Dios hace que también nosotros podamos dar vida, pregúntenle a alguien que necesite un órgano, y por Dios, háganse donantes.
Agustín Javier Palomares Caballero
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