Una vez igualados los nuevos y antiguos costaleros, los ensayos de viernes vuelven a ser una imagen normal de las calles iliplenses. Entre bromas, risas, anécdotas y alguna protesta, los costales y fajas recuperan su sito natural: el cuerpo del costalero y la trabajadera de los pasos.
Probablemente sea uno de los grupos más vivos de nuestra Hermandad, en el sentido de que cada año acuden nuevos jóvenes y prácticamente tenemos dos cuadrillas al completo por cada paso, pero aún necesitamos nuevos hombros que den relevo a los veteranos (aunque ellos no lo quieran algún día tendrán que cambiar el costal por la túnica y el capirote).
Desde la Hermandad también tenemos que alegrarnos por la nueva circunstancia que los sábados por la mañana tiene lugar en la Plaza de la Feria, donde un grupo de jóvenes costaleros tutelados por sus padres (y cuando digo jóvenes me refiero a niños) comienzan la andadura de un nuevo paso para nuestra Semana Santa; “La Borriquita” ya tiene lo básico para salir: capataz y costaleros. Verdaderamente es un orgullo para nosotros comprobar que el sentimiento cofrade ha calado en los que esperamos sean algún día jóvenes expertos costaleros de nuestros titulares.
Sirvan estas líneas de ánimo para este grupo de abnegados padres e ilusionados niños.
¡Animo valientes!
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