Hoy la zona recreativa de Jareta se ha convertido en un paraje devoto por triplicado, las Hermandades de Nuestra Señora del Pino, La propia y la de Nuestra Señora del Rocío han compartido una magnífica jornada en la que ésta última ha ejercido como anfitriona, todos esperamos que sea el preámbulo de futuros encuentros entre tres formas de un único objetivo: la propagación de la fe cristiana.
Con la preceptiva eucaristía celebrada por nuestro párroco D. Marcelino, ha comenzado el día de convivencia entre paisanos y hermanos que quieren aunar esfuerzos para un bien común, nuestra parroquia iliplense, desde el punto de vista mariano, peregrino y procesional, entre otros. Como no podía ser de otra forma el ambiente festivo puso su colofón con el compartir de una comida campestre. Por supuesto todo amenizado por el coro rociero que tan buena labor viene realizando.
Desde esta hermandad no queda más que agradecer este fraternal día a nuestras convecinas hermandades.
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